viernes, 20 de abril de 2012

Las denominadas nínfulas

Nacimiento digital de una nínfula.
Crecí frente al mar, en un pueblo de pescadores del Norte Peruano. Soy de la generación del 70, de los que nacimos con el terremoto que destruyó Yungay y aquellos que vimos la luz cuando el fútbol peruano hacía cosas interesantes en el mundial de México.

Mi abuelo paterno, comerciante y pescador, me enseñó no solo a pescar sino a apreciar la belleza femenina. Aquellas idas de pesca en la madrugada las recuerdo con mucho aprecio, puesto que él me inculcó no solo el amor a la naturaleza, sino el amor a la mujer en sí. Cosa curiosa, se podría decir que un abuelo nacido en en 1916, de ascendencia española, podría ser retrógrado y aún llevar rastros de machismo que lo hizo sobrevivir los apachurrantes años cincuenta, pero no. Recuerdo la primera vez en que me preguntó si yo tenía novia. Le dije que no, que aún tenía 11 años y no estaba listo... aunque en el fondo me moría por probar los labios de una mujer madura de 12 ó 13.

"Ya llegará. Aún te falta mucho pan por rebanar, querido Alfredo". Curiosamente, luego de mencionar lo bellas que son las mujeres francesas e italianas -casi tan bellas como las peruanas, producto de un mestizaje semi-milenario, me mencionó ahí, en el bote en el que pescábamos a las seis de la mañana, que tenía miedo a morir.

Lo interesante del caso es que mi abuelo, cuando me lo dijo, tenía 52 años. Es decir, 10 años más de los que tengo yo ahora. 10 años no es nada, y a los 42 años no tengo miedo a morir... es decir, sí tengo miedo a que me atropelle un auto o me caiga un balazo pero quién no.

Al siguiente verano, mi abuelo me dijo que tenía cáncer. Yo consideraba a mi abuelo inmortal, y hasta ahora me cuesta creer que no esté entre los mortales.

Mi abuelo vio en la belleza femenina el verdadero espíritu de la madre naturaleza. Una mujer pariendo un hijo tuyo es lo más bello que puede dar la vida. Una mujer dando de lactar es simplemente algo bello y como que da sentido a todo. Una mujer desnuda es una obra de arte y como tal merece ser admirada, respetada, y disfrutada. Como a la misma Tierra. 

Pero las mujeres se han convertido en señales eléctricas, en archivos para guardar en algo denominado disco duro.

De pronto están por todas partes. La Internet las ha expuesto más que nunca y ahora sus caras y figuras están por todo el mundo, llegando a tantos lugares como la radiación ultravioleta y el calentamiento global. Son aquellas chicas de 18 años para abajo cuya sexualidad explota como una amenaza a nuestra propia vida. Las herederas aventajadas de Lolita (la de Stanley Kubrick, no la adefesiera de Adrian Lyne)

Como dije antes, están por todo el mundo y están en vitrinas como MySpace y Hi5. Una vez, no hace mucho, recibí un comentario de una de mis fotos que decía así:

jaja !! puxa como se nota q tas arto de las gringas ah facil nu sera tu kra la q las aleja ?? cuantos añps tienes? 60? asu tas bien acabado ahh!!  

No cojuda, tengo 42.

Pertenecía a una payasita limeña de aproximadamente 15 años llamada Flavia. Una de las cosas que más me revienta de esta nueva generación (la nacida luego de la debacle del primer gobierno aprista) es su falta de ortografía. Decidí decirle que aprenda a escribir y que le diga a su profesora que por favor le presente la letra Q. La mojona siguió con esta:

ia me doy cuenta q a los viejos decrepitos nu les gusta q les digan su verdad! es solo mirat eres un asco estas mas viejo !! t consigo uno de 80 px y eso q es muy joven pa ti!! chau cuidate mucho asco!! 


Para las nínfulas de quince años, la gente de menor que ellas son pues, bebés de pecho. La gente mayor de 40, como el que escribe, va camino al cementerio.
T.A.T.U.: nínfulas post URSS, sueño húmedo de muchos obsesos (no del que escribe).

Honestamente la cojuda tiene una lista de fotos que en verdad la hacen ver como modelo de academia pre-universitaria: nada que ver. Olvídate, no vas a comparar una nínfula cargosa con un superlomo de primer calibre como Carla Tarazona, hasta ahora el mejor ejemplo de mujer peruana jamás parida. No, esa está en el rango de los treintañeros que ya pertenecen a la Población Económicamente Activa y que se disponen a meter huevo siempre con condón o haciendo que la comadre tome su píldora. Los años nos hacen responsables, y eso, créanlo, es lo más grande.

Pero volviendo a las nínfulas: las veo más y más pululando. Están en forma electrónica, en una forma que no había previsto mi abuelo. Y son el preludio del fin del mundo. Primero se presentan bellas, jóvenes, tensas como un brazo de trapecista y luego buscan una amistad limitada a las ondas electromagnéticas. He viajado por todo el mundo y he visto a las mujeres más bellas y encantadoras en vivo y en directo: en aeropuertos, estaciones, parques, centros comerciales... incluso hospitales. La belleza bidimensional de una nínfula, aunque tentadora y potencialmente erótica, no es comparable al acto de que una chica que esté haciendo jogging te sonría. Eso lo sabemos todos los hombres heterosexuales, de 0 a 100 años.

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